miércoles, 10 de junio de 2009

ESA ES LA VIDA.....

8. ESA ES LA VIDA...

Amanecía en la ciudad infinita en la que vivía un hombre extraño como todas los de aquella temerosa urbe, esa mañana despertó creyéndose el ser más fundamental de los seres en la esfera terrestre, pero se dio cuenta que en esta vida nadie es esencial ni necesario, si tú no estas, existe otro que te remplaza, te vas y te olvidan, te dispersas, ya no existes, no importa ahí esta el otro; fichas no fundamentales que van siendo cambiadas aleatoriamente como en un juego, así de simple, desapareciéndose sin saber cómo.

-Nada es para siempre- eran las palabras que repetía aquel hombre al despertar como un disco rallado, corrió al espejo y observó su rostro, coloco sus manos sobre su piel y seguía repitiendo aquellas palabras, luego de varios minutos de observarse frente al espejo cogió su maleta y salió como todos los días a vivir la ciudad, una ciudad que pese a su temor y olvido seguía aceptando, queriendo y admirando; un complejo espacio de reuniones, puntos de encuentro, negocios, amores, amistades, recorridos, diversidad y quien sabe cuantas cosas más, miraba a todos los que por su lado cruzaban niños, mujeres, jóvenes y viejos, depravados, ejecutivos, amas de casa y estudiantes entre otros, tantos seres para remplazarlo y para remplazar, dentro de su locura y apresurado andar se preguntaba : ¿Nadie será fundamental para nadie? En mi oficio o en otros oficios ¿No habrá siempre alguien más indispensable que otro?, ¿Alguien más fundamental que otro? para nada se contestaba así mismo, porque –Nada es para siempre-, eso es lo único cierto; recordaba en su oficio y en otros lugares por donde andaba palabras como: -Usted es clave aquí en la oficina-, -No se nos puede ir lo necesitamos-, -Que ser tan valioso para nosotros-, -Usted es el único que sabe manejar eso-, -Usted es el único que nos puede ayudar-, -Sin su ayuda no podremos salir adelante- entre otras, también se acordaba de los que llaman después de mucho tiempo y lo buscan solamente para pedirle favores – hola como estas, andabas perdido, oye lo que pasa es que...- claro ahí se va sabiendo con quien se esta y con quien se cuenta, no hay favor que valga sin esperar nada a cambio, ni hablar de las roscas, la verdad si que he sufrido con ellas pues no pertenezco a ninguna y pues como que en este país sino perteneces a la rosca no eres nada decía, -¿Que va ha ser de mi? no sé pero es que así es la vida y así quiéralo o no tengo que sobrevivir. Aquel hombre seguía caminando, mirando a lado y lado de la ciudad y solo repetía: Es que esa es la vida.

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